jueves, noviembre 13, 2008

Confieso que he robado

Cuando 5 compañeros de facultad decidieron crear su propio pasquín de distribución interna y gratuita, no dudé en ofrecerles una sección cómica y entretenida de mi autoría.
Mi primera (y creo, que única) contribución fue un artículo que titulé "Yo me robé un adorno". Luego de ser tildada de "delincuente", de no querer invitarme a ningún evento social que se desarrollara en alguna casa y acusada por una profesora de hacer "apología del delito", me dí cuenta que la gente ya no es infantil y risueña como antes o bien que nadie quiere admitir que alguna vez, en su corta vida, afanó.
Sí, yo robé. Y muchos de esos souvenirs que sustraje me miran desde alguna repisa o se esconden celosos en algunas de mis muchas cajas de "los recuerdos".
No se me caen los anillos ni me da verguenza: peor sería decir que voy armada a afanar. Lo mío es más un hurto: no hay violencia, no hay forcejeos... es sutil. O al menos lo era. Ya no robo, quédense tranquilos.
Como dije alguna vez, mi primer y gran robo a escala fue en Recoleta. La historia es larga de explicar pero el botín fue increíble: eramos 8 menores de edad en la casa de un pobre iluso que creyó que podía abusar de nuestra confianza y las abusadoras resultamos siendo nosotras. Todavía me desmayo de la risa cuando pienso que me traje el control remoto, una foto Polaroid, EL INALAMBRICO, la copia de las llaves del auto y tres CDS. Esperen, porque mis otroras compañeras de delito y también autoras materiales arrasaron peor.
Me gustan mucho las copas de tragos y admito que tengo dos. Y una vez me volví a casa con un saco negro y un estuche de maquillajes entero. Me robé también una Virgen María de madera tallada, re linda. Quizás eso es lo que peor me hace sentir: si me tuviera que confesar, el cura de turno me computa años de rezos.
Obviamente, los "choreos" en hoteles no cuentan porque las cosas están ahí para ser llevadas: mamá y papá (grandes trotamundos si los hay) han satisfecho todas mis expectativas. Tengo desde jabones de Grecia hasta pantuflas descartables de San Petersburgo.
Confío en que mi actividad delictiva retomará cuando viaje a Europa en septiembre.
Por lo pronto, me contento con saber que choree lo suficiente como para esbozar una sonrisa picarona pero no tanto como para asumirme una ladrona de cuarta.

4 comentarios:

Blue dijo...

Creo que el flaco de Recoleta todavía debe estar agarrándose la cabeza... eso sí, nunca más una pendeja !!

Anónimo dijo...

Mmmmmm nose nose jaja

Va un consejo: en Europa, si vas a un bar y te gusta un vaso, copa, chop, etc, probà yendo a la barra y diciendo q sos de Argentina y te gustarìa conservarlo como recuerdo o algun chamuyo... a mi me funcionò bàrbaro, me volvì con una valija llena y la conciencia tranquila.
Besosss

Soy ... dijo...

Cómo me acuerdo de esa vez que la profe te acusaba!! Dios... yo tengo un prontuario interesante...!! pero la diferencia es que me avergüenza...Igualmente, no robé en casas sino en cadenas de supermercados jajaja!! Esas chiquilinadas...! También vasos de tequila en un bar... son picardías de la pre-adolescencia! por lo menos en mi casoo!! Besooo

Anónimo dijo...

Matu!!!!
Ese día yo también estuve en la casa esa de Recoleta robandome cosas...lo más gracioso y que no contaste es que cayó la policia!!!!!
Igual creo que "no se dieron cuenta" que éramos menores de edad!!!!