viernes, noviembre 21, 2008

Bibliotecología

Esto de la tesis me tiene a mal traer (o no, depende): aprendí bastante de derecho, soy una experta sacando fotocopias del siempre mal llevado La Nación y ahora resulto ser una erudita en cuanto a bibliotecas se trata. En los últimos tres meses, la Biblioteca Nacional, la del Congreso y sus hemerotecas se han convertido en mis nuevos lugares de encuentro.
Pero me enseñaron algo: toda biblioteca es un mundo aparte. Punto.
La Hemeroteca del Congreso es fulera: es medio oscura, hay poca gente, los diarios están BASTANTE destruidos, pero la quiero. En el fondo, la quiero. La Biblioteca, en cambio, es divine. Muy grande, luminosa. Linda. Simpática. La Biblioteca Nacional se lleva todos mis aplausos; no solo me sentí en otro país de lo bien que me atendieron sino que está impecable.
Pero.... He descubierto que tienen una flora y fauna muy particular. Un ecosistema donde las partes se relacionan y viven en simbiosis.
En ellas habitan seres de las más extrañas especies: siempre está el rata que va a leer el diario del día para no comprarlo, el pajerito que acude al recinto porque sino en su casa se duerme o aquel, como yo, que intenta avanzar con un trabajo, que sabe, tardará mucho más de lo que creía. También están los okupas; esos seres que toman posesión del ámbito bibliotecario para hacerlo el escritorio de su casa. Nunca les falta algún reproductor, un paquete de algo para comer, miles de lapiceras y una pata arriba de la mesa.
Lo que me preocupa son los baños: en todas, para llegar, tenés un pasillo largo e inhóspito que parece un pabellón carcelario. Las bombitas "brillan" casualmente por su ausencia y el jabón siempre es poco. Es territorio de nadie; a veces creo que me puedo encontrar con un cadaver en mi recorrido al toilette o quedarme metida en un fuego cruzado entre pandillas. Me siento a la deriva.
El clima es siempre el mismo: 12 meses de frío. Allí no importa la ST o la real humedad externa, siempre hace frío. Probabilidad de mejoras: nulas. Cielo cubierto. Se preveé una temperatura mínima para las 24 hs del día.
No se necesita VISA para entrar: cédulas y monedas, nomás. Es el viaje más barato al destino más incierto que pueda existir.
A veces, creo que la ONU debería tener contemplada la ayuda monetaria a regiones en crisis, como las bibliotecas. Sus habitantes sufren, pasan frío y no hay gobierno que las mantenga.
No?

1 comentario:

Blue dijo...

Las bibliotecas son como las buenas librerías: fascinantes. Y son lugares en los que, o me paso horas o me juro amor eterno de una y me voy el libro deseado hasta la recepción/caja registradora.