jueves, enero 22, 2009

Hot in the city....

La térmica actual no es más que la sensación de que tengo sentado a upa a la Tota Santillán

sábado, enero 17, 2009

Rebelión en el 221

No me voy a poner en hipócrita: si suena algún que otro tema cumbiancha en un boliche, lo bailo. Y es altamente probable que me sepa la letra y que sea capaz de vaticinar cuando se avecina un "tsch m tsch tsch m tsch..". Pero cada cosa en su lugar.
Volviendo de La Caseta (partido, localidad, estado, ¿cómo se le llamaría a esa zona?), el 221 venía abarrotado de gente. Packed. Pero como veníamos ardidas por el sol y aún con 3 horas de sueño en la mochila, no nos malhumoró. Pero si hay algo que me enerva es el seudo idiota que solamente de pajero es incapaz de insertarse los aurículares y pone "al mango" la música que emana de su celular.
Me desespera. Sea cual fuera la música, me desespera. "Sus derechos terminan donde empiezan los míos" llegué a susurrarle al oído a uno de los pasajeros que veía venir mi exabrupto. Me calmé, rogando que el silencio que se sentía al finalizar la canción fuera la muerte de su aparato. Pero no, era el interlude entre track y track. Y ahí no logré contenerme: "Flaco por Dios apagá esa mierda!", logré gritar. Y ante la mirada atónita (y reconozcámoslo, esperanzada de otros) logré contestarles: "Todos me miran, pero en el fondo estoy haciendo lo que todos tenían ganas de hacer". Risas. Miradas cómplices. Y el quilombo personificado. Sole, mi otrora amiga de ruta, decidió sumarse: "Bueno, cantemos una que sepamos todos". Sonó "El Oso", esa inmortal melodía popular ideal para aplacar la cumbiancha que nunca había dejado de sonar.
Se sumaron dos muchachas que también le dijeron lo suyo. Pero el "mutante" nada. Congelado. Frío (bah, haciéndose el boludo, obvio)
Sonaron los Redonditos, Soda Stereo y un par más cuando, por fin, el individuo descendió del 221. Aplausos. La victoria era nuestra!
El pasaje, feliz. Porque, es re lindo estar en Mar del Plata, no?