lunes, junio 28, 2010

La historia de una inquilina que vivió 70 días sin gas

" Uno no se da cuenta de lo que tiene, hasta que lo pierde" Sí, ese fue el primer lugar común al que fuí cuando ya contaba 23 días sin gas.
La historia se remonta a fines de abril, cuando mis 24 años no hacían más que desperezarse, como alguien que recién se despierta. El encargado (nunca portero, nunca) ya me lo había advertido, pero lejos estaba de mi sentido común imaginarme que viviría las primeras heladas matinales sin agua caliente, sin estufa y sin un café hirviendo por las mañanas.
Pero uno aprende: a bañarse en otras casas, a darle un uso inimaginable al microondas y a valerse de sus propias destrezas físicas para balancearse en la ducha al lavarse el pelo sin que el agua a 5° te recuerde a la madre de algún directivo pedorro de Metrogás.
Lo peor es cuando tu ahijado de 2 años, ya sabe que venís a bañarte, su madre te tiene un toallón separado (porque sabe que esto va para largo) y tus padres sufren con tu situación. Comer? No gracias, tengo frío.
Lejos estaba yo de creer que mi termotanque estaba en regla: hacer dos rejillas en una pared nunca fueron un acto tan estúpido e inmensamente celebrado al mismo tiempo. Pasaron gasistas que quisieron hacer el departamento de vuelta, cuadrillas de Metrogás, pero la buena nueva nunca llegaba.

Hoy, volvió el gas a mi pequeña residencia porteña, 70 días después de ese inolvidable martes de abril.

Casi casi, que de la emoción, me chapaba a ese buenhombre de la empresa proveedora que me devolvía mi bien más preciado: el gas.

3 comentarios:

No, gracia a vo´ dijo...

El último párrafo es colosal!!

Si te sirve como desconsuelo, yo pasé todo el invierno (el más frio de los últimos años aca en España) sin calefacción. Igual tu situación fue más primitiva.

Te la re bancaste Chupete!!

Saludos!!

Blue dijo...

Igual, te corrijo: ¡ya no sos inquilina!

Blue dijo...

Lo digo y lo repito: ¡te pensé cada mañana de frío de este otoño!